Teología del Corazón de María


TEOLOGIA CORDIMARIANA

Teología del Corazón de María 

Significado de la metáfora corazón
Se hace obligado comenzar analizando el significado de la metáfora corazón. Podría realizarse desde muchos puntos de vista (literario, filosófico, histórico,...) Nosotros nos ceñimos al campo teológico. De esta manera, nuestra investigación se centra en la Escritura, la tradición y la teología actual. Tres puntos de apoyo necesarios para encontrar algunas ideas básicas.

En la Escritura
La palabra corazón es muy usada. Más allá de su sentido propio (corazón orgánico) se utiliza en sentido metafórico. Su riqueza polisémica hace de ella un reto. En este caso es referida tanto a entes materiales como espirituales. Indica aspectos tan variados como los sentimientos, valores, impulsos, personalidad, inteligencia, totalidadunidad... Hay algunos sentidos de la palabra corazón que aparecen como novedosos en algunos libros de la Escritura, pero en líneas generales el contenido de esta metáfora es similar en el A.T. y en el N.T. Para encontrar el significado de la palabra corazón hemos querido partir de los sujetos a quienes es referida para intentar encontrar un sentido distinto a la mera acumulación de significados. De esta manera, la metáfora corazón es referida tanto a Dios como a los hombres e incluso a la naturaleza y a los animales, aunque fundamentalmente el término pertenece a Dios y por participación al hombre.

Dios tiene corazón
El dato de la Escritura es claro: Dios tiene corazón. David es elegido rey según el corazón de Dios (1S 13, 14; Hch 13, 22). Las acciones de Dios brotan de su corazón (1Cro 17, 19). Yahvéh realiza los designios de su corazón (Jr 23, 20; 30, 24), habla en su corazón (Gn 8, 21) e incluso es capaz de indignarse en su corazón (Gn 6, 6). El corazón sólo le pertenece a Dios pero ha querido compartirlo con el hombre (Jr 7, 17; Ba 2, 31). Él conoce el corazón de todos los hombres (1R 8, 39; 2Cro 6, 30) porque ha formado el corazón a cada uno (Sal 33, 15). De esta manera, Dios sondea el corazón humano y sólo él lo conoce (Si 42, 18; Sal 17, 3; 44, 22; Jdt 8, 14). Y cuando Dios mira a una persona no se fija en las apariencias sino en el corazón (1S 16, 7).
El hombre tiene corazón 
Desde la Escritura podemos afirmar que el corazón es en el hombre lo más importante e íntimo. Mirando al corazón del hombre podemos descubrir: a) La personalidad y las características de una persona: inteligente (1R 3, 12; Jb 37, 24; Mt 13, 15), inquieta (2R 6, 11), soberbia (2R 14, 10; Jr 49, 16; Lc 1, 66), débil (2Cro 13, 17), generosa (2Cro 29, 31), torpe (Sal 4, 3), firme (Sal 27, 14), torcida (Pr 11, 20; 12, 8), intranquila (Is 35, 4), perfecta (Is 38, 3), incrédula (Hb 3, 12), pervertida (Pr 17, 20), alegre (Jn 16, 22; Hch 2, 26), sencilla (Hch 2, 46; Ef 6, 5; Col 3, 22).b) La causa y fundamento de todas las acciones de la persona (1Cro 17, 2; Hch 5, 4). El corazón es el que mueve a la persona (Ex 25, 2; 35, 21) y el que dicta lo que se debe hacer (1S 14, 7; 2S 7, 3). Es el lugar donde se decide (1Cro 28, 2; Ne 5, 7), se piensa (2Cro 1, 11; Est 7, 5), se medita (Pr 16,9; Lc 2, 19), se ora (2M 15, 27; Sal 30, 13), donde se peca y se maldice a Dios (Jb 1, 5), se cometen injusticias (Sal 58, 3; Mt 15, 19). Del corazón sale lo bueno y lo malo (Lc 6, 45). c) Es la forma y el lugar donde se establece el diálogo entre el hombre y Dios. A Yahvéh se le busca con todo el corazón (Dt 4, 29; 6, 5; 2Cro 22, 9; Sal 119, 2; 2Tm 2, 22), y encontrado se le ama con todo el corazón (Dt 13, 4; Mt 22, 37; Mc 12, 30) y se le entrega el corazón entero (1R 11, 4). El resultado es que Yahvéh fortalece a los que tienen en él todo el corazón (2Cro 16, 9), y esto conlleva que el corazón viva más allá de la vida y de la muerte (2Cor 7, 3). La fe del hombre se ratifica en el corazón (Rm 10, 9). Podemos encontrar señalados de forma especial el corazón de Jesús y de María en cuanto personas concretas: - El corazón de Jesús. Él mismo se define como manso y humilde de corazón (Mt 11, 29) y hace referencia al corazón en los sentidos ya aludidos. Se cree en el corazón de Cristo (Flp 1, 8). - El corazón de María. María aparece como aquella que guarda las palabras y los hechos de Jesús en su corazón y los medita (Lc 2, 19; 2, 52). Incluso puede verse reflejado el sufrimiento de María (6) (Lc 2, 35). - El corazón de los profetas. La palabra del profeta surge del corazón (Jr 23, 26). 1.1.3. El pueblo tiene corazón En la Escritura encontramos que se habla al corazón de Jerusalén (Is 40, 2), se le reprende (Ez 14, 5), incluso se le recrimina que pueda ser traidor y rebelde (Jr 5, 23). El corazón del pueblo puede volverse al Señor (1R 12, 27) y es el lugar donde se conservan las enseñanzas de Yahvéh (1Cro 29, 18). 1.1.4. El cielo y el mar tienen corazón Se hace referencia al lugar más profundo, a aquello que proporciona misterio e inmensidad (Ex 15, 8; Dt 4, 11; Ez 27, 4; 27, 25-26; Jon 2, 4).
En la Tradición
Aunque la metáfora corazón ha estado presente a lo largo de toda la tradición cristiana, la devoción al corazón de Jesús y de María y su teología se pospuso algunos siglos. Referido al corazón de María (7) tenemos muchos testimonios, entre otros, Orígenes (s. II-III) que entiende la espada que atraviesa el corazón referida a la pasión de Cristo, San Gregorio Taumaturgo (s. III) que presenta el corazón de María como el recipiente de todos los misterios divinos o Aurelio Prudencio Clemente (s. IV-V) que es el primero en exponer la doble concepción de Cristo en el corazón y en las entrañas de María. Los primeros datos sobre la devoción al corazón de María no los encontramos hasta el siglo VIII, algo que llama la atención frente a las primeras advocaciones marianas en los siglos III-IV.

 S. Bernardo de Claraval (s. XII) va a profundizar en el significado del corazón. Éste es visto como aquel que concentra y distribuye todas las gracias divinas, aquel que contiene y desarrolla la maternidad espiritual y que al tiempo es corredentor. Junto a esta idea, presenta el corazón de María en íntima unión al corazón de Jesús, pudiendo hablarse de la comunión de los corazones. Esta unidad le lleva a afirmar que la muerte que Jesús realiza en su cuerpo María la lleva a cabo en su corazón. Estas ideas permiten considerar a S. Bernardo como un precursor importante de lo que presentaremos como teología del corazón de María. Otros autores respaldan estas mismas ideas como Hugo de San Victor (s. XII) o Ricardo de San Lorenzo (s. XIII). Años más tarde, santa Gertrudis (s. XIII) aporta la relación que se establece entre el corazón de María y las tres Personas de la Santísima Trinidad. Se consolida ahora la devoción al corazón de María y de Jesús. Esta unidad de los sagrados corazones será presentada con una claridad asombrosa por san Pedro Canisio (s. XVI), afirmando que el corazón de María es el corazón de Jesús y que no pueden entenderse el uno sin el otro. Pero el gran interprete y estudioso del corazón es san Juan Eudes. En su obra El corazón admirable, presentada en doce volúmenes, ofrece el significado del corazón de María, los medios para la devoción, así como el fundamento en los corazones de la Santísima Trinidad. El corazón es entendido como interioridad, haciendo referencia al fondo mismo del ser, al centro, al origen, que es al tiempo algo dinámico. Se convierte así en centro de referencia de la persona entera. Este núcleo dinámico está sustentado por el amor, un amor que tiende a difundirse. Tampoco olvida san Juan Eudes la dimensión sacramental del corazón en cuanto misterio que se oculta y se revela. J.Mª. Alonso sintetiza estas ideas afirmando que el corazón es “el centro, la sustancia, el ápice, la punta viva del alma; el alma misma tiene corazón... es el lugar del encuentro de Dios con el hombre: en él tiene que operarse la metanoia, la renovación interior; y en él tiene que producirse la única y verdadera transformación: la deificación por la presencia trinitaria” .

Toda esta riqueza semántica de la realidad del corazón que señala san Juan Eudes hace que en 1672 se instituya la fiesta del corazón de Jesús, pocos años antes de que tuvieran lugar las revelaciones de Paray-le-Monial de santa Margarita María de Alacoque. El reconocimiento público y oficial de la devoción y culto al corazón de María tardará en llegar, debatiéndose entre un pueblo exigente y un magisterio cauteloso. Tras distintos eventos que van desde la aparición de una imagen misteriosa de María mostrando su corazón, pasando por las revelaciones a Sr. Dufriche-Desgenettes en la parroquia Notre-Dame des Victoires en París, y la fundación de la archicofradía que conseguirá la consagración del mundo al corazón de María, hasta las grandes revelaciones de Fátima en 1917, se aprueba la fiesta del corazón de María y se eleva a rito doble de segunda clase, con oficio y misa propios para toda la iglesia latina, señalando su fecha el 22 de agosto, octava de la asunción.

El corazón de María Dios obra en todos los corazones y de forma especial en el corazón de María al llevar a cabo su obra de redención. Dios Padre ha preparado el corazón de María para ser digna morada de su Hijo. El corazón de María participa del corazón de Dios. María concibió primero en su corazón (mente) y después en su vientre. La presencia trinitaria se encuentra ya en María antes de la concepción, y estará en ella en y durante la misma por su corazón. Desde este primer punto ya tendría sentido hablar del corazón de María. Sin embargo, tenemos que ir más allá. El corazón de María nos presenta no sólo la relación con Dios, la identidad, sentimientos y pensamientos de la Virgen sino su amor hacia nosotros. Así, cabe ver en el corazón de María la mejor fotografía de ella. Es aquí donde debe centrarse nuestra atención para descubrir el fundamento último de la vida de María y de los dogmas marianos.
Definición y posibilidades de una teología del Corazón de María 
La historia de la devoción al corazón de María ha hecho mucho hincapié en ser la forma y la esencia de todas las devociones marianas. Su fundamento invade la realidad de cualquier devoción al centrarse en el amor que lleva a María a darse a Dios y a los hombres. El corazón la Virgen concentra su entrega personal. Por esta razón, se ha querido pensar en el corazón de María como la devoción que es capaz de dotar de sentido, profundidad y purificación al resto de las devociones. Algo así queremos presentar a la hora de hablar de la teología. El corazón de María puede ser aquella forma y esencia que dé sentido, profundidad y purificación a toda la mariología.
La teología del corazón de María 
En 1944 J.Mª. Alonso escribe un artículo definiendo la teología del corazón de María: “una mariología que tenga por objeto material el mismo de la mariología; y por razón formal el corazón de María”. No duda en ver el corazón como un método: “Pero esto supuesto, decimos que la doctrina teológica del corazón de María puede reducir todas las verdades teológicas a la unidad, llamándolas a su centro. Esta doctrina ofrece la función personal, íntima, espiritual y sobrenatural de la Virgen. Nos presenta toda su vida interior tal como es dirigida y poseída por el Espíritu Santo desde el principio de la concepción inmaculada. Ahora bien: si se consideran bajo esta luz todas las verdades mariológicas nos hallamos con un método y un principio con los cuales puede iluminarse toda la mariología”.

Se trata de encontrar en la metáfora corazón explicación y profundidad al misterio de María, un principio constructor y unificador de toda la mariología. Para ello tenemos que ver en el corazón dos aspectos importantes que nos ayudan a comprender esta idea. Por una parte, vemos reflejado en el corazón de María un aspecto pasivo o estático del amor de la Virgen, formado por todas las excelencias de María en cuanto le han venido dadas gratuitamente por Dios (predestinación, maternidad divina, inmaculada concepción, virginidad,...), por otra, el aspecto activo o dinámico del amor de la Virgen, donde se incluyen todas las acciones libres y espontáneas meritorias de María (la aceptación de cada uno de los privilegios, el fiat de la encarnación, una vida entregada a Dios,...). De esta forma, haciendo uso de la analogía y la metáfora, el corazón se convierte en método y forma que tiene como peculiar llamar a toda la mariología a su centro y explicarla desde ahí. Centrándonos en las verdades y fundamentos mariológicas nos damos cuenta que la metáfora corazón es capaz de dar explicación y profundidad a las mismas. Si partimos de la predestinación de María por parte de la Trinidad (aspecto pasivo del amor de la Virgen) nos damos cuenta que es llamada a ser Madre, y esta función sólo tiene su origen en el Corazón, en el Amor. 

La confesión realizada en el concilio de Éfeso encuentra su fundamento en el corazón de María, lugar en donde se realiza el designio divino. María acepta ser madre en el corazón (aspecto activo del amor de la Virgen) concibiendo primero en su corazón (mente) y después en su seno. Maternidad divina y espiritual nacen del único centro posible en María. La realidad virginal desde el corazón da un horizonte mucho más rico, profundo y amplio. 

 J.Mª. Alonso quiere ver en este tema la integridad no tanto de una parte del cuerpo cuanto la integridad del corazón que abarca la persona entera. Retomar este dogma a la luz del corazón de María nos hace ver a la persona de María inundada por la Gracia ya desde su nacimiento. El corazón de María ha sido habitado de manera especial por la Trinidad (aspecto pasivo del amor de la Virgen) y esto la ha llevado a vencer el pecado y vivir plenamente para el Señor (aspecto activo del amor de la Virgen). Desde la concepción de la Virgen su corazón ha quedado plenamente dedicado y entregado a Dios en sus tres Personas.

J.Mª. Alonso ha querido ver en en el corazón la muerte de María en cuanto lugar en donde ella sufrió y compadeció. Al tiempo, se descubre el corazón María tan íntimamente unido al corazón del Hijo que sólo se puede pensar que lo acontecido en el Hijo sucedió también en María. No obstante, él mismo es consciente de la dificultad del mismo cuando afirma que “no es fácil a la teología católica disipar las obscuridades del misterio. Éste hunde sus raíces en un contexto escatológico que tampoco se revelará hasta el final de los tiempos”. 

Otros aspectos de mariología, como la corredención y la mediación, también pueden ser vistas desde la metáfora corazón. La redención entendida en sentido objetivo sólo le confiere a Jesucristo, visibilizada en su vida sacrificial, desde su nacimiento hasta su muerte en cruz. María participa en la redención de Cristo, por el fiat primero (objetivo) y todos los demás fiat que María realizó junto a su Hijo. En el corazón, María es redimida y colaboradora al tiempo en la obra de la redención. Su mediación en cuanto madre, nace, por una parte, de su ser vínculo entre Dios y los hombres en la persona de Jesucristo, por otra, de su intercesión como madre espiritual de los hombres. Ambos aspectos han de ser vistos desde un corazón maternal invadido por el amor que es presencia divina. 
Toma de conciencia de la teología del corazón de María 
Estas ideas han acompañado a lo largo de los siglos la devoción al corazón de María. Sin embargo, la acentuación excesiva de la devoción al corazón de María condujo a cierto olvido de la teología que subyacía a ésta. Aunque es algo cuestionable, queremos considerar el año 1944 como la toma de conciencia de la teología del corazón de María. Se trata de un año denso por sus acontecimientos. En 1942 se difunden las dos primeras partes del llamado secreto de Fátima, situación ésta que dará lugar al interés de muchos mariólogos por estas revelaciones del corazón de María. En 1944 se produce, por una parte, la consagración del mundo entero al inmaculado corazón de María por Pío XII, por otra, el reconocimiento de la fiesta del corazón de María con misa y oficio propio para toda la iglesia latina. Estos datos dan como resultado la toma de conciencia de la teología del corazón de María por un grupo de teólogos que se reúnen en Fátima para celebrar la IV asamblea nacional de mariología. Estudiarán la teología del corazón de María desde las distintas ciencias teológicas.
Posibilidades de la teología del corazón de María 
Después de la presentación resumida de la teología del corazón de María cabe exponer, también con brevedad, las posibilidades que nos aporta una mariología estudiada desde este punto de vista. Son consecuencias que deben ser tenidas en cuenta en el futuro de la teología y especialmente de la mariología.

La teología se ve iluminada y enriquecida desde el símbolo corazón 
La palabra corazón no es una moda de la teología del momento. Se encuentra presente a lo largo de la Escritura y ha sido usada en todos los tiempos. Se trata de una palabra que ha sido pronunciada en todas las culturas y lenguas y que pertenece a lo más íntimo del ser humano, aquello que llama a la unidad. La palabra corazón hace referencia al “centro original y más íntimo de la totalidad anímico-corporal de la persona”. El corazón se convierte en centro “originario y dinámico” del hombre. Es una palabra incluida en el ámbito de la sacramentalidad, del misterio que se desvela, de lo oculto que se manifista. Al tiempo que se oculta se manifiesta. A partir de la palabra corazón, puede forjarse una teología que concite lo humano y lo divino a la unidad, al amor, al misterio. Tanto en su aplicación a la cristología, a la soteriología, mariología... la metáfora corazón es capaz de enriquecer y llevar a la teología a límites insospechados.

Redescubrimiento y valoración de la teología del corazón de María 
La metáfora corazón de María ha olvidado su función de misterio, y tomada parcialmente por muchos predicadores, ha sido reducida a un sentido materialdevocional. Parecía, y aún lo parece, que éste terminaría su existencia como si fuera el final de una devoción más. La falta de sentido y explicación del mismo, le han hecho caer en ridículo y olvido. La teología del corazón de María está todavía por redescubrir y aplicar su sentido más profundo y rico. 1944 no puede ser olvidado tan fácilmente. El corazón de María condensa toda la persona de María en su ser amada por el Dios trinitario, siendo al tiempo manifestación de su amor y entrega personal a Dios y a los hombres.

ALONSO J.Mª., La consagración al corazón de María, acto perfectísimo de la virtud de la religión. Una síntesis teológica, (Introducción a la obra de CANAL J.Mª., La consagración a la Virgen y a su corazón, 2 vols., col. Cor Mariae, Madrid 1960)

ALONSO J.Mª., El corazón de la inmaculada, “Verdad y vida” (1975)

ALONSO J.Mª., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” (1956)

ALONSO J.Mª., El corazón de María en san Juan Eudes, vol I, Madrid 1958

ALONSO J.Mª., Inmaculado Corazón, en Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid 1988

EUDES J., El corazón admirable de la Madre de Dios


SÃO JOÃO EUDES

El Corazon admirable de la Madre de Dios 
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El Corazon admirable de la Madre de Dios (II)
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El Corazon admirable de la Madre de Dios (III)
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El Corazon admirable de la Madre de Dios (IV)
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La infancia admirable de la Santisima Madre de Dios
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The admirable Heart of Mary
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Le Magnificat
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